
Mega Drive
Mi héroe es un zombi, es un peludo viviente
Manejamos a un cadáver transformista que debe rescatar a la diosa Atenea
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Introducción: el musculoso que vino de entre los muertos
Los que cuenten con cierta edad como jugón recordarán las tardes de recreativas jugando a Altered Beast y otros juegos de matar, también los que somos más jóvenes también nos acordamos, pero de otra manera, particularmente con miedo, porque las transformaciones del protagonista eran impactantes. Sega había creado un éxito de las salas recreativas un año antes de que su creador Makoto Uchida sacara también Golden Axe, uno de sus títulos legendarios. Sin embargo con la consiguiente adaptación a Mega Drive se perdía calidad gráfica y sonora, como solía pasar.
La trama nos presenta al malvado hechicero Neff, a la cautiva diosa Atenea, al dios Zeus y a nuestro héroe anónimo. El hechicero secuestra a Atenea como manda la tradición, el padre de la muchacha eterna entristece y resucita a un centurión caído para que vaya en su búsqueda y como buen zombi que es, obedece. Así pues se trata de un ligero argumento basado en la mitología griega, que nunca está de más si no se abusa de ella ni se adultera en exceso y del esquema de "Héroe que rescata a damisela en apuros de manos de un malvado". Comenzamos el primer nivel contemplando cómo Zeus resucita a un muerto (probablemente al azar) con un rayo para pedirle el favorcillo, mientras que al terminar cada fase presenciamos imágenes en fondo violeta que narran la historia de Atenea cautiva, aunque al no tener textos puede dificultar la comprensión. Este es el tratamiento a la historia que ofrece el juego.
Jugabilidad: el día a día de un transformista
La mecánica es sencilla: recorremos una pantalla en side-scrolling en continuo movimiento mientras matamos criaturas, recogemos orbes para convertirnos en bestia y nos enfrentamos a Neff en sus múltiples formas. ¡Y todo esto apretando sólo tres botones! Nuestro héroe cadáver comienza cada fase bajo la forma de un débil y enfermizo humano, pero a medida que recojamos orbes espirituales (al cazar a los lobos bicéfalos blancos) nuestro poder aumentará y nuestro aspecto cambiará a monstruoso: un lobo que lanza proyectiles, un dragón que lanza rayos, un oso que convierte a los enemigos en piedra, etc. Sin duda el mayor atractivo del juego es este, el de transformarse en animal antropomórfico sediento de sangre. Todo resulta más fácil, divertido y destructivo. Una vez transformados no se revierte el proceso y nos quedaríamos en esa forma sino fuera porque Neff nos arrebata las orbes al final de nivel. Muy majo él.
A su vez, los enemigos en sí no son muy resistentes, aguantan uno o dos golpes (o menos si estamos transformados) pero son muy agresivos: los muertos vivientes dan buenos puñetazos, los lobos bicéfalos atacan en jauría, las serpientes de pantano aparecen tanto del techo como del suelo, los sapos mutantes succionan vida si agarran la cabeza, las cocatrices atacan con la cola a gran velocidad, etc. También tienen la costumbre de aparecer de repente por los bordes de la pantalla atacando a traición y muchas veces a tanta velocidad que cuesta detenerlos. No es conveniente estar cerca de los extremos, mejor en el centro.
A lo largo de cinco niveles hacemos siempre lo mismo, lo bueno es que según nuestra pericia la duración de las mismas será mayor o menor. Neff aparece hasta en tres ocasiones para bloquear nuestro camino con sus letales rayos y su imponente presencia física y a la tercera se transforma en una criatura estrafalaria que actuará como jefe final. Si somos buenos y recogemos rápidamente las tres orbes espirituales la transformación de Neff se producirá antes, haya aparecido sólo una o dos veces. Por eso un nivel puede ser muy breve o muy largo. Aun así cinco mundos no son muchos ni tampoco dan para tanto.
Los que cuenten con cierta edad como jugón recordarán las tardes de recreativas jugando a Altered Beast y otros juegos de matar, también los que somos más jóvenes también nos acordamos, pero de otra manera, particularmente con miedo, porque las transformaciones del protagonista eran impactantes. Sega había creado un éxito de las salas recreativas un año antes de que su creador Makoto Uchida sacara también Golden Axe, uno de sus títulos legendarios. Sin embargo con la consiguiente adaptación a Mega Drive se perdía calidad gráfica y sonora, como solía pasar.
La trama nos presenta al malvado hechicero Neff, a la cautiva diosa Atenea, al dios Zeus y a nuestro héroe anónimo. El hechicero secuestra a Atenea como manda la tradición, el padre de la muchacha eterna entristece y resucita a un centurión caído para que vaya en su búsqueda y como buen zombi que es, obedece. Así pues se trata de un ligero argumento basado en la mitología griega, que nunca está de más si no se abusa de ella ni se adultera en exceso y del esquema de "Héroe que rescata a damisela en apuros de manos de un malvado". Comenzamos el primer nivel contemplando cómo Zeus resucita a un muerto (probablemente al azar) con un rayo para pedirle el favorcillo, mientras que al terminar cada fase presenciamos imágenes en fondo violeta que narran la historia de Atenea cautiva, aunque al no tener textos puede dificultar la comprensión. Este es el tratamiento a la historia que ofrece el juego.
Jugabilidad: el día a día de un transformista
La mecánica es sencilla: recorremos una pantalla en side-scrolling en continuo movimiento mientras matamos criaturas, recogemos orbes para convertirnos en bestia y nos enfrentamos a Neff en sus múltiples formas. ¡Y todo esto apretando sólo tres botones! Nuestro héroe cadáver comienza cada fase bajo la forma de un débil y enfermizo humano, pero a medida que recojamos orbes espirituales (al cazar a los lobos bicéfalos blancos) nuestro poder aumentará y nuestro aspecto cambiará a monstruoso: un lobo que lanza proyectiles, un dragón que lanza rayos, un oso que convierte a los enemigos en piedra, etc. Sin duda el mayor atractivo del juego es este, el de transformarse en animal antropomórfico sediento de sangre. Todo resulta más fácil, divertido y destructivo. Una vez transformados no se revierte el proceso y nos quedaríamos en esa forma sino fuera porque Neff nos arrebata las orbes al final de nivel. Muy majo él.
A su vez, los enemigos en sí no son muy resistentes, aguantan uno o dos golpes (o menos si estamos transformados) pero son muy agresivos: los muertos vivientes dan buenos puñetazos, los lobos bicéfalos atacan en jauría, las serpientes de pantano aparecen tanto del techo como del suelo, los sapos mutantes succionan vida si agarran la cabeza, las cocatrices atacan con la cola a gran velocidad, etc. También tienen la costumbre de aparecer de repente por los bordes de la pantalla atacando a traición y muchas veces a tanta velocidad que cuesta detenerlos. No es conveniente estar cerca de los extremos, mejor en el centro.
A lo largo de cinco niveles hacemos siempre lo mismo, lo bueno es que según nuestra pericia la duración de las mismas será mayor o menor. Neff aparece hasta en tres ocasiones para bloquear nuestro camino con sus letales rayos y su imponente presencia física y a la tercera se transforma en una criatura estrafalaria que actuará como jefe final. Si somos buenos y recogemos rápidamente las tres orbes espirituales la transformación de Neff se producirá antes, haya aparecido sólo una o dos veces. Por eso un nivel puede ser muy breve o muy largo. Aun así cinco mundos no son muchos ni tampoco dan para tanto.