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Tan difícil como satisfactorio
Un título repleto de contenido con un vasto mundo donde acción y plataformas se entremezclan a la perfección.

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Hablar de Aeterna Noctis es hablar de metroidvania y, por tanto, de un género saturadísimo en la escena indie actual. Sobresalir en esa primavera de títulos que llevamos viviendo durante los últimos cuatro años no es fácil. Y no es fácil porque probablemente siempre haya otro que haga lo mismo que tú más o mejor. Aeterna Noctis tiene la virtuosísima cualidad de poder mirar de tú a tú a los grandes de un género marcado inequívocamente por la herencia dejada por el primer Hollow Knight.
La historia que envuelve el título no es nada del otro mundo marcada por tópicos y clichés que, lejos de aburrir, funcionan a la perfección. Encarnando al rey de la oscuridad tendremos que hacer nuestro viaje por las tierras de Aeterna en pos de recuperar el trono perdido a manos de la reina de la luz. Es decir, el bien contra el mal, no hay mucha pérdida por ahí pero lo cierto es que el juego sabe dotarse de mucho lore que acompaña y adereza una aventura que nunca sentimos vacía en este sentido. Sus NPC están bien construidos y el juego sabe ir contando la historia poco a poco sin que existan grandes vacíos ni una descompensación a lo largo de la aventura. El coleccionista, el oráculo o el cronista son ejemplos de ello y poco a poco conforme vayamos adquiriendo habilidades que desbloqueen ciertas zonas avanzaremos también en la historia.
Dicho esto, hay que hablar ya de lo que nos ofrece Aeterna Noctis en términos de jugabilidad. Primero de todo, definamos bien donde se encuadra el juego para no llevar a engaño a nadie. Estamos hablando de un metroidvania, sí, pero también estamos hablando de un plataformas. De uno de los más duros que vayas a encontrar. Aeterna Noctis es una mezcla bastante sorprendente de lo que ofrecen Hollow Knight por un lado y Celeste por otro. Tenemos un vasto mundo repleto de contenido en el que perdernos y que nos exigirá de mucho, MUCHO, backtracking. El mundo diseñado por el estudio ha sabido entender bien qué piden quienes son fans del género. Dividido en 16 grandes zonas tendremos lugar para todo tipo de ambientaciones con sus correspondientes matices a la jugabilidad. Sin querer hacer spoiler cabe decir aquí que zonas como es El Cosmos se han convertido desde ya en una de mis preferidas de las que haya jugado jamás dentro del género. La capacidad con la que el juego es capaz de innovar jugable y artísticamente es elogiable, sobre todo cuando todo parece agotado. Hacer más de lo mismo para hacerlo todo diferente y que mucho de ello parezca nuevo no es nada fácil y el equipo de Aeterna Game Studios lo han conseguido a la perfección.
Por el otro lado su diseño de niveles, excelso y complicado a partes iguales, se irá complicando conforme vayamos avanzando. Es una experiencia donde caer derrotado es solo una parte más de la misma y esa derrota forma parte de ella de una manera muy plástica y bien encajada. Dicho diseño de niveles alcanza unas cotas de dificultad una vez superada la primera mitad del juego que me río de Dark Souls. A ese nivel hemos visto pocas cosas en nuestro medio, quizás Super Meat Boy, quizás Celeste y poco más. Pero para ahondar un poco más en ello, algo que está intrínsecamente ligado a la dificultad del título, tenemos que hablar antes de nada de como están diseñados los controles y las builds posibles dentro de Aeterna Noctis. El salto y el dash son las dos principales mecánicas jugables de las que haremos gala a lo largo de nuestra historia al control de el rey de la oscuridad. El otro gran protagonista es nuestro acompañante, una suerte de espíritu luminoso que es capaz de transformarse en flechas que sirven por un lado para atacar a los enemigos en pantalla y por otro para teletransportarse. La mecánica es sencilla, lanzamos la flecha de teleportación y pulsamos L2 (o sucedáneo según la plataforma y control con el que estemos jugando) para hacer que nuestro protagonista se teleporte al lugar exacto en el que se encontraba la flecha en el momento de pulsar el botón. Las posibilidades son, literalmente, infinitas. Salto, teleport, dash, salto otra vez. Y es que sí, podremos ir mejorando nuestras habilidades a través de la consecución y el éxito en 10 fases elegidas por el juego, y que solo podremos desbloquear al conseguir las llaves que las abren. Así, podremos llegar a tener ese doble salto, que se reinicia siempre que nos agarremos a un muro o pared o tener más flechas de teleportación hasta un total de tres.
Estas habilidades podremos mejorarlas gracias a nuestro árbol de habilidades en el que iremos colocando nuestros puntos de habilidad que conseguiremos a lo largo del mapa o simplemente subiendo de nivel. Así, nuestro dash será más rápido, la recarga de las flechas durara menos y otro sin fin de posibilidades. Dicho árbol dispone de tres caminos bien diferenciados según sea nuestro estilo de juego o según las necesidades del momento concreto (el árbol se puede reiniciar siempre que queramos y nos encontremos en los tronos que sirven para transportarnos de una zona a otra del juego). Por un lado tenemos el camino que vitamina nuestras habilidades de combate cuerpo a cuerpo, por otro las de nuestro combate a distancia y nuestras flechas y por último un camino, digamos, neutro que es el que mejora nuestras habilidades de cura y resistencia. Con todo ello y unido a un sistema de gemas de tres tipos (muy al estilo de los amuletos de Hollow Knight) podremos ir haciendo diferentes builds y pruebas para cada momento de la aventura.
Y entonces volvamos a la dificultad. Estamos ante un juego extremadamente difícil, tanto en lo que tiene que ver con el plataformeo como con las batallas con los diferentes bosses. Además, es estructural al título. Es un juego difícil de manera consistente y en zonas que son obligatorias para completar la aventura. Si hablamos ya de cuestiones secundarias la cosa se complica hasta la extenuación. Por suerte los desarrolladores han incluido un modo que hace que la vida de los bosses sea menor y que ciertas zonas de plataformeo sean sustituidas por otras mucho más sencillas. Es decir, hace que el juego sea más accesible a todo el mundo.Así, los modos Aeterna y Noctis (que es como se llaman respectivamente) son dos juegos cada uno, en función de la clase de experiencia que quieras siendo un servidor (y recomendando) el modo Aeterna que, pese a ser un reto extenuante, es profundamente satisfactorio cuando se consiguen las cosas. Terminar todos los trofeos del juego es una tarea titánica que multiplica por tres la duración del mismo pero será también una de las cosas que os generarán más orgullo de completarlas. Ahora, hazlo solo si es tu rollo, si te va más avanzar de otra forma más tranquila y relajada, ahí tienes el modo Noctis, que está tan bien como el Aeterna.
Hay que dedicarle también un reducto de crédito al diseño de los bosses. La variedad es apabullante y su dificultad es asfixiante como ninguna y junto con el plataformeo hacen que Aeterna Noctis ofrezca dos de las cosas más importantes en un metroidvania: las mejores batallas y un desarrollo complejo con carga de dificultad y mucho backtracking.
En el aspecto técnico el juego es un portento. Su diseño artístico es encomiable, su música con tonos de piano absorbente como ninguna y las diferentes animaciones que llenan los huecos que enlazan cada parte de la aventura están a un muy alto nivel. Todo ese conjunto hace que, más allá de la jugabilidad, Aeterna Noctis sea un juego por el que es una delicia transitar y gastar el tiempo. Una lástima que, y pese a que en sus controles el título está extremadamente pulido, adolezca de ciertos problemas y bugs que hacen que, en su versión de PS5, sufra algunas caídas de frames o cierres abruptos del juego. Obviamente estamos ante el primer título de el estudio y son problemas que aunque molestos son menores y no emborronan la experiencia general.
En definitiva, si queréis un metroidvania con un mundo enorme que visitar, que artísticamente sea un goce y que además tenga bosses variadísimos y complicados como en Hollow Knight o partes plataformeras al más puro estilo Celeste, Aeterna Noctis es vuestro juego y no os va a defraudar para nada. Pero preparaos, estáis si así lo decidís en la elección de modo, ante uno de los juegos más difíciles contra el que os vais a enfrentar jamás. JAMÁS. Estáis avisados y avisadas.
Código facilitado por Precisión Spain
La historia que envuelve el título no es nada del otro mundo marcada por tópicos y clichés que, lejos de aburrir, funcionan a la perfección. Encarnando al rey de la oscuridad tendremos que hacer nuestro viaje por las tierras de Aeterna en pos de recuperar el trono perdido a manos de la reina de la luz. Es decir, el bien contra el mal, no hay mucha pérdida por ahí pero lo cierto es que el juego sabe dotarse de mucho lore que acompaña y adereza una aventura que nunca sentimos vacía en este sentido. Sus NPC están bien construidos y el juego sabe ir contando la historia poco a poco sin que existan grandes vacíos ni una descompensación a lo largo de la aventura. El coleccionista, el oráculo o el cronista son ejemplos de ello y poco a poco conforme vayamos adquiriendo habilidades que desbloqueen ciertas zonas avanzaremos también en la historia.
Dicho esto, hay que hablar ya de lo que nos ofrece Aeterna Noctis en términos de jugabilidad. Primero de todo, definamos bien donde se encuadra el juego para no llevar a engaño a nadie. Estamos hablando de un metroidvania, sí, pero también estamos hablando de un plataformas. De uno de los más duros que vayas a encontrar. Aeterna Noctis es una mezcla bastante sorprendente de lo que ofrecen Hollow Knight por un lado y Celeste por otro. Tenemos un vasto mundo repleto de contenido en el que perdernos y que nos exigirá de mucho, MUCHO, backtracking. El mundo diseñado por el estudio ha sabido entender bien qué piden quienes son fans del género. Dividido en 16 grandes zonas tendremos lugar para todo tipo de ambientaciones con sus correspondientes matices a la jugabilidad. Sin querer hacer spoiler cabe decir aquí que zonas como es El Cosmos se han convertido desde ya en una de mis preferidas de las que haya jugado jamás dentro del género. La capacidad con la que el juego es capaz de innovar jugable y artísticamente es elogiable, sobre todo cuando todo parece agotado. Hacer más de lo mismo para hacerlo todo diferente y que mucho de ello parezca nuevo no es nada fácil y el equipo de Aeterna Game Studios lo han conseguido a la perfección.

Aeterna Noctis es, gráficamente, precioso.
Por el otro lado su diseño de niveles, excelso y complicado a partes iguales, se irá complicando conforme vayamos avanzando. Es una experiencia donde caer derrotado es solo una parte más de la misma y esa derrota forma parte de ella de una manera muy plástica y bien encajada. Dicho diseño de niveles alcanza unas cotas de dificultad una vez superada la primera mitad del juego que me río de Dark Souls. A ese nivel hemos visto pocas cosas en nuestro medio, quizás Super Meat Boy, quizás Celeste y poco más. Pero para ahondar un poco más en ello, algo que está intrínsecamente ligado a la dificultad del título, tenemos que hablar antes de nada de como están diseñados los controles y las builds posibles dentro de Aeterna Noctis. El salto y el dash son las dos principales mecánicas jugables de las que haremos gala a lo largo de nuestra historia al control de el rey de la oscuridad. El otro gran protagonista es nuestro acompañante, una suerte de espíritu luminoso que es capaz de transformarse en flechas que sirven por un lado para atacar a los enemigos en pantalla y por otro para teletransportarse. La mecánica es sencilla, lanzamos la flecha de teleportación y pulsamos L2 (o sucedáneo según la plataforma y control con el que estemos jugando) para hacer que nuestro protagonista se teleporte al lugar exacto en el que se encontraba la flecha en el momento de pulsar el botón. Las posibilidades son, literalmente, infinitas. Salto, teleport, dash, salto otra vez. Y es que sí, podremos ir mejorando nuestras habilidades a través de la consecución y el éxito en 10 fases elegidas por el juego, y que solo podremos desbloquear al conseguir las llaves que las abren. Así, podremos llegar a tener ese doble salto, que se reinicia siempre que nos agarremos a un muro o pared o tener más flechas de teleportación hasta un total de tres.
Estas habilidades podremos mejorarlas gracias a nuestro árbol de habilidades en el que iremos colocando nuestros puntos de habilidad que conseguiremos a lo largo del mapa o simplemente subiendo de nivel. Así, nuestro dash será más rápido, la recarga de las flechas durara menos y otro sin fin de posibilidades. Dicho árbol dispone de tres caminos bien diferenciados según sea nuestro estilo de juego o según las necesidades del momento concreto (el árbol se puede reiniciar siempre que queramos y nos encontremos en los tronos que sirven para transportarnos de una zona a otra del juego). Por un lado tenemos el camino que vitamina nuestras habilidades de combate cuerpo a cuerpo, por otro las de nuestro combate a distancia y nuestras flechas y por último un camino, digamos, neutro que es el que mejora nuestras habilidades de cura y resistencia. Con todo ello y unido a un sistema de gemas de tres tipos (muy al estilo de los amuletos de Hollow Knight) podremos ir haciendo diferentes builds y pruebas para cada momento de la aventura.
Y entonces volvamos a la dificultad. Estamos ante un juego extremadamente difícil, tanto en lo que tiene que ver con el plataformeo como con las batallas con los diferentes bosses. Además, es estructural al título. Es un juego difícil de manera consistente y en zonas que son obligatorias para completar la aventura. Si hablamos ya de cuestiones secundarias la cosa se complica hasta la extenuación. Por suerte los desarrolladores han incluido un modo que hace que la vida de los bosses sea menor y que ciertas zonas de plataformeo sean sustituidas por otras mucho más sencillas. Es decir, hace que el juego sea más accesible a todo el mundo.Así, los modos Aeterna y Noctis (que es como se llaman respectivamente) son dos juegos cada uno, en función de la clase de experiencia que quieras siendo un servidor (y recomendando) el modo Aeterna que, pese a ser un reto extenuante, es profundamente satisfactorio cuando se consiguen las cosas. Terminar todos los trofeos del juego es una tarea titánica que multiplica por tres la duración del mismo pero será también una de las cosas que os generarán más orgullo de completarlas. Ahora, hazlo solo si es tu rollo, si te va más avanzar de otra forma más tranquila y relajada, ahí tienes el modo Noctis, que está tan bien como el Aeterna.

Hay bosses de todo tipo y algunos, como este, muy grandes
Hay que dedicarle también un reducto de crédito al diseño de los bosses. La variedad es apabullante y su dificultad es asfixiante como ninguna y junto con el plataformeo hacen que Aeterna Noctis ofrezca dos de las cosas más importantes en un metroidvania: las mejores batallas y un desarrollo complejo con carga de dificultad y mucho backtracking.
En el aspecto técnico el juego es un portento. Su diseño artístico es encomiable, su música con tonos de piano absorbente como ninguna y las diferentes animaciones que llenan los huecos que enlazan cada parte de la aventura están a un muy alto nivel. Todo ese conjunto hace que, más allá de la jugabilidad, Aeterna Noctis sea un juego por el que es una delicia transitar y gastar el tiempo. Una lástima que, y pese a que en sus controles el título está extremadamente pulido, adolezca de ciertos problemas y bugs que hacen que, en su versión de PS5, sufra algunas caídas de frames o cierres abruptos del juego. Obviamente estamos ante el primer título de el estudio y son problemas que aunque molestos son menores y no emborronan la experiencia general.
En definitiva, si queréis un metroidvania con un mundo enorme que visitar, que artísticamente sea un goce y que además tenga bosses variadísimos y complicados como en Hollow Knight o partes plataformeras al más puro estilo Celeste, Aeterna Noctis es vuestro juego y no os va a defraudar para nada. Pero preparaos, estáis si así lo decidís en la elección de modo, ante uno de los juegos más difíciles contra el que os vais a enfrentar jamás. JAMÁS. Estáis avisados y avisadas.
Código facilitado por Precisión Spain
Alternativas
Hollow Knight, Celeste
El vasto mundo, su música, la ambientación, el diseño de niveles y el control depurado que ostenta.
Su dificultad en el modo normal no hace el juego accesible a todo el mundo. Ciertos bugs suelto.
Notable alto para un título que ofrece tanto o más de lo que se puede esperar de él.