
Nintendo Switch
Análisis de Advance Wars 1+2 Re-Boot Camp, el clásico portátil que marcó una época
WayForward toma el timón en el desarrollo de una colección-remake de los dos primeros juegos de estrategia de GBA

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Advance Wars es una de esas franquicias añejas de Nintendo. Se remonta nada menos que a 1988, cuando en Japón vio la luz Famicom Wars. La franquicia ha tenido una gran elipsis desde que Advance Wars: Days of Ruin vio la luz en 2008 hasta ahora, en 2023, cuando recibimos Advance Wars 1+2 Re-Boot Camp, remake de las dos entregas de Game Boy Advance, las primeras que llegaron a Europa. El estatus de la franquicia es elevado, pero no tanto como otras de la compañía japonesa. Algunas entregas, incluyendo este remake, no han tenido lanzamiento japonés, una situación extremadamente rara para los estándares de Nintendo. El gusto japonés no suele alinearse con la temática bélica.
El tablero de soldaditos cambia de manos
Un remake de juegos como estos es una tarea que deja poco margen a la creatividad. Son juegos con unas mecánicas muy estrictas, donde la estrategia tiene que mantenerse totalmente fiel a sus orígenes para mantener el reto que fue diseñado originalmente. WayForward, padres de Shantae y encargados del desarrollo, han reproducido de la forma más exacta posible todo lo que había en tiempos de GBA. Si jugaste a las entregas más recientes, descubrirás que este remake todavía no tiene algunos de los elementos más recientes, como los megatanques o las partidas, además de tener los mapas más pequeños de la serie. Sin embargo, la esencia sigue siendo la misma: este es el Advance Wars que jugamos a principios de los 2000, solo que con un lavado de cara.
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El espíritu Advance Wars está emparentado con los juegos clásicos de estrategia por turnos, como Civilization. Estás al mando de un ejército sobre un tablero, cada unidad tiene fortalezas y debilidades, y hay varias capas de complejidad que añaden jugo al asunto: la infantería es capaz de conquistar edificios, todas las unidades tienen algún recurso que se agota (munición, combustible) y las reglas se alteran ligeramente dependiendo del comandante que estamos controlando. Max puede realizar ataques directos más contundentes, pero pierde una casilla de alcance en las unidades de largo alcance como misiles o fragatas; la infantería de Sami es más poderosa y puede conquistar edificios un 150% más rápido, pero el resto del ejército es ligeramente más débil. A todo esto hay que sumar la opción de jugar con niebla de guerra, lo que convierte el juego en un desafío mucho mayor.
El objetivo, en general, es derrotar a todas las unidades del enemigo, pero el diseño del juego permite situaciones muy interesantes más allá de una lucha por el poder. Es posible ganar la partida si conquistamos el cuartel general del enemigo, del mismo modo que podemos bloquear la fabricación de nuevas unidades enemigas si colocamos una unidad encima. Ejecutar una táctica eficaz es muy relativo al mapa donde estamos jugando; la mayoría de escenarios guardan cierta simetría, así que ambas fuerzas están en igualdad. Es importante entender las ventajas de todas y cada una de las unidades del juego, porque todas tienen su razón de ser y son imprescindibles en cierto momento. Podemos jugar partidas libres en decenas de mapas preparados para ello, y también podemos diseñar los nuestros. Siempre me pareció especialmente divertido crear un mapa con elementos extravagantes, y tratar de ganar la partida desde los dos bandos; ver cuál tiene más ventaja y luego modificar el mapa para equilibrar la balanza.
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La campaña principal es, por extraño que parezca, una forma diferente de experimentar el juego. Alrededor de 60 misiones, reproducidas fielmente de Advance Wars y Advance Wars 2: Black Hole Rising, son un recorrido muy bien preparado para enseñarnos cómo se juega. Nintendo hizo un trabajo excepcional para mostrar, no solo todas las opciones que ofrece el juego, sino también colocarnos en situaciones tácticas específicas para forzarnos a pensar cómo salir de ellas. En algunas misiones, el objetivo de victoria cambia, y nos obliga a jugar de otra forma; en otras, el mapa y las tropas del enemigo están explícitamente diseñadas para que mordamos el anzuelo y así aprender cómo proceder ante una encrucijada. Algunas tácticas clásicas se reflejan perfectamente aquí, como resistir un asedio bloqueando los ataques a través de un camino estrecho, darle la vuelta a un combate perdido mediante la correcta gestión de unidades aéreas o marítimas, o aprender a jugar defensivamente en niebla de guerra para pillar desprevenido al enemigo.
La cantidad de horas de juego que tenemos delante es enorme: superar ambas campañas, en las dos dificultades, y superar todos los mapas libres que ofrece el juego, ya nos llevará varias decenas de horas; si además queremos conseguir un rango S en todas ellas, tenemos Advance Wars para rato. Existen también modos multijugador, tanto en una consola como en varias, hasta 4 jugadores pueden desafiarse en una batalla en cualquier mapa. Personalmente, considero que jugar los mapas libres es lo más divertido del juego, donde realmente se ponen a prueba nuestras habilidades. La IA puede llegar a ser bastante inteligente, y en ciertas partidas la cosa se puede alargar durante muchos turnos, donde tendremos que ir ganando terreno poco a poco.
Añadidos del remake
Hasta aquí, todo lo que hemos visto estaba también presente en las entregas originales de Game Boy Advance. ¿Hay novedades en este remake? ¿Qué podía aportar WayForward a un juego así de clásico en 2023? La principal novedad es el modo online, que nos permite jugar contra otro jugador que tengamos registrado como amigo. A diferencia de otros juegos de similar temática, como Wargroove, el online que encontramos aquí es muy limitado, al no poder jugar con desconocidos, ni siquiera compartir mapas con un jugador que no sea amigo. Esta es una carencia muy grave, ya que acorta seriamente las opciones jugables y la longevidad del título; y un aspecto en el que Wargroove gana claramente a Advance Wars, que además cuenta con crossplay.
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Como habrás notado, el aspecto visual ha cambiado drásticamente de lo que conocíamos en GBA. WayForward ha abandonado por completo el estilo pixelado, y se ha tirado en plancha hacia el 3D, con ciertas animaciones 2D (como las reacciones de los comandantes). La situación es extravagante, puesto que WayForward en su momento fue un representante del pixel-art más efectivo con sus primeros juegos de Shantae, al igual que Advance Wars fue capaz de comprimir todo su mundo bélico en los 240 × 160 pixels de GBA de forma admirable. Aunque el diseño gráfico actual puede gustar más o menos, es innegable que no destaca como lo hizo en su día. Se aprecia un acercamiento hacia una estética más cartoon, pero en resultado final es un tanto irregular, con algunos modelos 3D poco atractivos y demasiado simples. Los más veteranos en la saga desactivarán las secuencias de combate para aumentar la velocidad del juego, como de costumbre.
Los gráficos no es lo único que ha cambiado: menús, banda sonora y otros pequeños cambios por aquí y por allí también se notan. En especial la música del combate, que ha sido recreada desde cero siguiendo el espíritu de las melodías originales. En este aspecto, el trabajo sí me parece que ha sido acertado, el chip de sonido de GBA ofrecía una banda sonora a medio camino entre lo nuevo y lo antiguo, y ahora tenemos temas ya grabados con toda la calidad de sonido que podríamos desear, ganando en riqueza pero sin perder su identidad.
Conclusiones
El lanzamiento de Advance Wars 1+2 Re-Boot Camp significa la recuperación de una franquicia veterana, a la que le han salido muchos imitadores. Sin embargo, la fórmula original sigue siendo muy efectiva. Estamos ante una reproducción fidedigna de los juegos de GBA, aunque las carencias del online y un estilo gráfico algo irregular lo coloca como un remake algo perezoso. No nos faltarán horas de diversión, eso sí.
El tablero de soldaditos cambia de manos
Un remake de juegos como estos es una tarea que deja poco margen a la creatividad. Son juegos con unas mecánicas muy estrictas, donde la estrategia tiene que mantenerse totalmente fiel a sus orígenes para mantener el reto que fue diseñado originalmente. WayForward, padres de Shantae y encargados del desarrollo, han reproducido de la forma más exacta posible todo lo que había en tiempos de GBA. Si jugaste a las entregas más recientes, descubrirás que este remake todavía no tiene algunos de los elementos más recientes, como los megatanques o las partidas, además de tener los mapas más pequeños de la serie. Sin embargo, la esencia sigue siendo la misma: este es el Advance Wars que jugamos a principios de los 2000, solo que con un lavado de cara.
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El espíritu Advance Wars está emparentado con los juegos clásicos de estrategia por turnos, como Civilization. Estás al mando de un ejército sobre un tablero, cada unidad tiene fortalezas y debilidades, y hay varias capas de complejidad que añaden jugo al asunto: la infantería es capaz de conquistar edificios, todas las unidades tienen algún recurso que se agota (munición, combustible) y las reglas se alteran ligeramente dependiendo del comandante que estamos controlando. Max puede realizar ataques directos más contundentes, pero pierde una casilla de alcance en las unidades de largo alcance como misiles o fragatas; la infantería de Sami es más poderosa y puede conquistar edificios un 150% más rápido, pero el resto del ejército es ligeramente más débil. A todo esto hay que sumar la opción de jugar con niebla de guerra, lo que convierte el juego en un desafío mucho mayor.
«Es importante entender las ventajas de todas y cada una de las unidades del juego»
El objetivo, en general, es derrotar a todas las unidades del enemigo, pero el diseño del juego permite situaciones muy interesantes más allá de una lucha por el poder. Es posible ganar la partida si conquistamos el cuartel general del enemigo, del mismo modo que podemos bloquear la fabricación de nuevas unidades enemigas si colocamos una unidad encima. Ejecutar una táctica eficaz es muy relativo al mapa donde estamos jugando; la mayoría de escenarios guardan cierta simetría, así que ambas fuerzas están en igualdad. Es importante entender las ventajas de todas y cada una de las unidades del juego, porque todas tienen su razón de ser y son imprescindibles en cierto momento. Podemos jugar partidas libres en decenas de mapas preparados para ello, y también podemos diseñar los nuestros. Siempre me pareció especialmente divertido crear un mapa con elementos extravagantes, y tratar de ganar la partida desde los dos bandos; ver cuál tiene más ventaja y luego modificar el mapa para equilibrar la balanza.
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La campaña principal es, por extraño que parezca, una forma diferente de experimentar el juego. Alrededor de 60 misiones, reproducidas fielmente de Advance Wars y Advance Wars 2: Black Hole Rising, son un recorrido muy bien preparado para enseñarnos cómo se juega. Nintendo hizo un trabajo excepcional para mostrar, no solo todas las opciones que ofrece el juego, sino también colocarnos en situaciones tácticas específicas para forzarnos a pensar cómo salir de ellas. En algunas misiones, el objetivo de victoria cambia, y nos obliga a jugar de otra forma; en otras, el mapa y las tropas del enemigo están explícitamente diseñadas para que mordamos el anzuelo y así aprender cómo proceder ante una encrucijada. Algunas tácticas clásicas se reflejan perfectamente aquí, como resistir un asedio bloqueando los ataques a través de un camino estrecho, darle la vuelta a un combate perdido mediante la correcta gestión de unidades aéreas o marítimas, o aprender a jugar defensivamente en niebla de guerra para pillar desprevenido al enemigo.
«Jugar los mapas libres es lo más divertido del juego, donde realmente se ponen a prueba nuestras habilidades»
La cantidad de horas de juego que tenemos delante es enorme: superar ambas campañas, en las dos dificultades, y superar todos los mapas libres que ofrece el juego, ya nos llevará varias decenas de horas; si además queremos conseguir un rango S en todas ellas, tenemos Advance Wars para rato. Existen también modos multijugador, tanto en una consola como en varias, hasta 4 jugadores pueden desafiarse en una batalla en cualquier mapa. Personalmente, considero que jugar los mapas libres es lo más divertido del juego, donde realmente se ponen a prueba nuestras habilidades. La IA puede llegar a ser bastante inteligente, y en ciertas partidas la cosa se puede alargar durante muchos turnos, donde tendremos que ir ganando terreno poco a poco.
Añadidos del remake
Hasta aquí, todo lo que hemos visto estaba también presente en las entregas originales de Game Boy Advance. ¿Hay novedades en este remake? ¿Qué podía aportar WayForward a un juego así de clásico en 2023? La principal novedad es el modo online, que nos permite jugar contra otro jugador que tengamos registrado como amigo. A diferencia de otros juegos de similar temática, como Wargroove, el online que encontramos aquí es muy limitado, al no poder jugar con desconocidos, ni siquiera compartir mapas con un jugador que no sea amigo. Esta es una carencia muy grave, ya que acorta seriamente las opciones jugables y la longevidad del título; y un aspecto en el que Wargroove gana claramente a Advance Wars, que además cuenta con crossplay.
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Como habrás notado, el aspecto visual ha cambiado drásticamente de lo que conocíamos en GBA. WayForward ha abandonado por completo el estilo pixelado, y se ha tirado en plancha hacia el 3D, con ciertas animaciones 2D (como las reacciones de los comandantes). La situación es extravagante, puesto que WayForward en su momento fue un representante del pixel-art más efectivo con sus primeros juegos de Shantae, al igual que Advance Wars fue capaz de comprimir todo su mundo bélico en los 240 × 160 pixels de GBA de forma admirable. Aunque el diseño gráfico actual puede gustar más o menos, es innegable que no destaca como lo hizo en su día. Se aprecia un acercamiento hacia una estética más cartoon, pero en resultado final es un tanto irregular, con algunos modelos 3D poco atractivos y demasiado simples. Los más veteranos en la saga desactivarán las secuencias de combate para aumentar la velocidad del juego, como de costumbre.
«estoy convencido de que la nueva generación reforzará aún más las raíces de lo que hemos creado durante tantos años»
Los gráficos no es lo único que ha cambiado: menús, banda sonora y otros pequeños cambios por aquí y por allí también se notan. En especial la música del combate, que ha sido recreada desde cero siguiendo el espíritu de las melodías originales. En este aspecto, el trabajo sí me parece que ha sido acertado, el chip de sonido de GBA ofrecía una banda sonora a medio camino entre lo nuevo y lo antiguo, y ahora tenemos temas ya grabados con toda la calidad de sonido que podríamos desear, ganando en riqueza pero sin perder su identidad.
Conclusiones
El lanzamiento de Advance Wars 1+2 Re-Boot Camp significa la recuperación de una franquicia veterana, a la que le han salido muchos imitadores. Sin embargo, la fórmula original sigue siendo muy efectiva. Estamos ante una reproducción fidedigna de los juegos de GBA, aunque las carencias del online y un estilo gráfico algo irregular lo coloca como un remake algo perezoso. No nos faltarán horas de diversión, eso sí.
Jugado en Switch. Copia digital proporcionada por Nintendo
Alternativas
Wargroove, Kaiju Wars, Into the Breach
Excelente enseñando los conceptos tácticos. Banda sonora recreada con gran fidelidad
No hay online con desconocidos. El estilo artístico no le favorece
La fórmula Advance Wars es atemporal, sigue siendo un reto fino de estrategia dos décadas después.